Sigamos engañando al corazón

La escritura de este diario me está costando muy cara. Poco a poco voy descubriendo mi insoportable falta de personalidad. ¿Hasta cuándo dejaré de ser un remedo de ser humano?
Me gustan los días como hoy, mucho calor pero cielo encapotado. Puede uno andar en la calle sin cubrirse demasiado y al mismo tiempo sin asolearse. Son días perfectos con refrescantes lluvias vespertinas.
En realidad hoy no hice nada más que ver futbol y leer un poco.
Revancha, la película de Alberto Gout, portagonizada por Ninón y David Silva, realmente no aporta nada a la mitología del género, sólo unos números musicales padrísimos con Toña la Negra cantando como una diosa. Qué guapa era, además. Me choca un poco que siempre salga de chacha de las rumberas. En una escena de la película, David Silva la manda a empacar las maletas de Ninón, como si una triste jinetera ganara más que una cantante. En fin, la verdadera estrella de la cinta es Agustín Lara no sólo porque se trata de un contundente homenaje en vida donde se tocan muchas canciones suyas, sino porque el propio Flaco aparece como el eterno enamorado de Ninón. Lara se complacía en dar lástima así que el personaje le quedaba como anillo al dedo. Pobre, al final se sacrifica por la cubana y termina derrumbándose, en calidad de cadáver, en su piano forte. Como un héroe romántico. Tal cual. Eso ya era ridículo, supongo, a principios de los cincuenta, donde ya comenzaba a verse a los flemáticos como enfermos intratables más que como paradigmas. No faltaba mucho para que Marlon Brando y James Dean impusieran su efigie como el nuevo ejemplo a seguir para muchas generaciones. Pobre Lara, era muy simpático, a pesar de todo. Revancha, qué canción, me gusta mucho, me gusta incluso en la horrenda voz de La Doña.

Comentarios

Entradas populares