Novela XX

Puedo escribir las novelas más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo, la noche está estrellada, la literatura mexicana muerta, nuestro amor podrido. No sería mentira. En qué puedo creer ahora. No redactaré un panegírico a la literatura ni al cine. Al demonio con ellos. Siempre han sido propiedad de los criollos. Esto me es claro ahora más que nunca. Nosotros nunca levantaremos la cabeza ni veremos la luz del sol. Somos una masa encantada. El hechizo indestructible es la propia literatura y el propio cine que nos devoran. Nos hacen creer en cosas que no existen. La justicia, el amor. Ideales mediocres. Vidas mediocres. El mundo no vale nada. Ya no puedo creer ni en mí mismo. Nunca has creído en ti mismo. ¿No es normal? ¿Por qué habría de serlo? Porque fui educado para desconfiar de mi sombra. ¿Por quién? Fuiste educado para ser normal. Y no quieres serlo. Es normal. Hasta un cliché. Llorarás porque el mundo no te comprende. Querrás prenderle fuego a todo. Dirás que nada tiene sentido. Una y otra vez. Un hombre puede pasar toda la vida diciendo eso. Lo difícil es creer en algo. Pero no busques la trascendencia. No busques. Explora. Piérdete en el mundo. Date por perdido todo el tiempo. No te agarres de nada ni de nadie. Desciende al infierno y si quieres no regreses. Nadie en este mundo te necesita, pero tal vez tú necesitas estar perdido, y con eso basta. No lo pienses más. Las explicaciones salen sobrando. Eres tú lo que importa. Tú eres el mundo. Los demás son planetas vecinos contra los que un buen día te estrellarás. Entonces te habrás ido para siempre.