La peste borbónica, el final de La que se avecina y una carta de amor

Queridos vecinos de Mirador de Montepinar:

A muchos de ustedes, los conocí hace cuatro años en una dirección distinta. En ese entonces, no sabía que hacía tiempo se habían cambiado de casa. Naturalmente, primero conocí a mi amigo Emilio, el portero de Desengaño 21, el pícaro de nuestra era, acompañado de su padre, el inefable Mariano que hace poco nos dejó. Ambos padecían un breve exilio al que los orilló la inquina de los propietarios de Desengaño, pero que no duraría mucho tiempo, porque en realidad tampoco podían vivir sin ellos.

Se avecina una nueva despedida, el final de un programa que durante casi veinte años ha entronizado la comedia al nivel de la mejor literatura, el mejor cine, la mejor televisión de la historia. La comedia es el género mayor creado por la humanidad, nuestra increíble capacidad para burlarnos de nosotros mismos nos hace únicos, aunque nunca nos redimirá del daño que le hemos hecho a este planeta.

La que se avecina dice adiós, pero todos sabemos que volverá porque sólo podrá morir cuando la doliente humanidad se extinga. (Algo que tampoco se ve muy lejano) Para millones de espectadores en el mundo, la filiación entre Aquí no hay quien viva y La que se avecina es indisoluble. Son dos caras de una misma forma de hacer comedia. 

Hace 17 años, Antena 3 estrenó la primera temporada de Aquí no hay quien viva, la terrible historia de una comunidad de vecinos en un viejo edificio del centro de Madrid. Una pareja de novios del siglo XXI buscaba la independencia en un lugar donde solo encontraría la peste vecinal. Los murmullos, el cotilleo, la invasión, el robo, la extorsión, el allanamiento de morada y los cuernos. Un terremoto y un volcán que terminaría por tragarse su amor. Hay que recordar que Lucía y Roberto "desaparecieron", fueron consumidos por una vorágine que lo devora todo.

Cuatro años después, luego de cinco temporadas y un éxito arrollador, las "termitas" invadieron el edificio y los vecinos de Desengaño tuvieron que mudarse a la periferia. Mirador de Montepinar (donde los sueños se hacen realidad) se convirtió en el nuevo hogar de los destructores de parejas. LA QUE SE AVECINA comienza cuando el concejal de Juventú y Tiempo Libre, Enrique Pastor, llega a comprar un bajo con jardín en la flamante urbanización (primeras calidades todo). La pareja de Juan Cuesta y La hierbas, reconvertidos en Araceli Madariaga y Enrique Pastor, aterrizan en el fraccionamiento como carne de cañón para los terroristas vecinales que poco a poco contribuyen a terminar con esa maloliente relación de pareja. 

Esa es una de las muchas coincidencias que podríamos encontrar entre ambas series, que en realidad, como ya he dicho, son una sola. La gran historia de la clase media urbana en el principio del siglo XXI, o la gran historia de la humanidad al final de sus días, si queremos sumarnos a la pandemia de catastrofismo. El tandem La que se avecina-Aquí no hay quien viva es un gran fresco de la sociedad contemporánea, un espejo donde muchos se han sentido incómodos al verse reflejados, pero también un agente de cambio para algunos otros. Fue una de las primeras series en mostrar abiertamente la vida de una pareja homosexual. Es una serie donde se despliegan casi naturalmente las nuevas formas de convivencia familiar, así como la diversidad de creencias que conforman el ecosistema humano. Ahora que nos enfrentamos a una nueva era, en la que seguramente no sobreviviremos, La que se avecina quedará como un testimonio de lo que fuimos y de lo que hicimos en el mundo.

Espero que vuelvan pronto, aunque la verdad es que nunca se irán, porque a pesar de que no existiera el streaming, su legado perduraría en sus televidentes para toda la eternidad. Sus frases célebres, sus maravillosos personajes, cuyo parecido con la realidad es una alevosa coincidencia, se encuentran ya registrados en la memoria colectiva. Seguramente dentro de muchos años alguien dirá "Un poquito de por favor", sin haber visto siquiera un clip de Aquí no hay quien viva

Gracias por estos años de cachondeo, de comedia en el más alto sentido del término. Ahora que se van un poquito a la mierda y a tomar por culo, les recuerdo que sus amigos los estaremos esperando, siempre ávidos de saber qué nueva desgracia se nos avecina, para reírnos de ella antes de morir "entre terribles sufrimientos".

Con amor, una triste Maruja que no los olvidará jamás.

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