La loca academia mexicana de la lengua

Ahí está el detalle, la película filmada por Juan Bustillo Oro en 1940, ha logrado consolidarse a lo largo del tiempo como una de las obras fundamentales de la cinematografía mexicana. Y lo ha hecho en gran parte gracias a la figura de Mario Moreno "Cantinflas", uno de los pilares sobre los que se sostuvo la Época de Oro del Cine Nacional.

Sin embargo, es bien sabido que la filmografía del llamado Mimo de México (whatever that means) no fue la misma luego de su divorcio creativo con Bustillo Oro. Aunque ambos tuvieron éxito por su cuenta, uno no deja de preguntarse qué habrían sido capaces de realizar en conjunto.

Bustillo Oro es uno de los guionistas más importantes en la historia de nuestro cine. En sus películas pueden fallar los actores, la realización puede ser gris y acartonada, pero el guion siempre resulta lo más sólido. Esto se debe probablemente a su formación teatral. Se dice que su padre era administrador de un teatro, por lo cual no es difícil imaginar al pequeño Juan disfrutando de centenares de representaciones tras bambalinas. Pero este director mexicano no sólo bebió de las fuentes teatrales, sino que también era un asiduo cinéfilo y un destacado alumno de la Escuela de Jurisprudencia en la Universidad Nacional. Cuentan que en un principio quiso dedicarse al teatro de denuncia política, pero su fracaso lo condujo irremediablemente al teatro de revista.

Por otra parte, para nadie son un secreto los orígenes de Cantinflas. Su paso de la carpa al teatro de revista lo catapultó a una fama que tarde o temprano lo convertiría en una estrella de la incipiente industria fílmica mexicana. A pesar de este vínculo entre ambos artistas, es curioso que no lograran consolidar una relación creativa duradera. La película biográfica de Cantinflas pinta a Bustillo Oro como un ogro intransigente que no dejaba improvisar al actor. Pero eso es difícil de creer si consideramos los antecedentes del director, ya que no era ni mucho menos la primera comedia que producía.

Sea cual sea la razón de su ruptura, su legado como pareja cinematográfica es una de las mejores películas de la historia. Y creo que quien salió perdiendo fue Cantinflas, porque gran parte de su filmografía posterior adolece en los rubros de guion y dirección.

Bustillo Oro es famoso por sus películas de nostalgia porfiriana (México de mis recuerdos, por ejemplo), donde recrea la primera década del siglo XX mediante algunos personajes pintorescos como el célebre don Susanito Peñafiel y Somellera. Sin embargo, más allá de su recreación de los últimos años del Porfiriato, la importancia de las películas de Bustillo Oro radica en el uso del lenguaje, en la recreación del habla popular, que conocía tan bien. Basta recordar el inicio de México de mis recuerdos, donde reproduce un concierto de pregones callejeros de la ciudad. En todas sus películas, no importa la época en la que estén ubicadas, la lengua es protagonista. Y no solamente la lengua popular sino también la culta latinparla propia de los leguleyos. Para muestra, podríamos ofrecer la película Al son de la marimba, donde los protagonistas, una familia de gente bien venida a menos, emplea un lenguaje ampuloso y ridículo, parodiando sin duda los modos de hablar de la clase medida mexicana a principios de los años 40.

En este sentido, no es de extrañar que la obra maestra de Bustillo Oro tenga como protagonista a uno de los personajes que ha trascendido a nivel internacional, precisamente por su uso enrevesado del lenguaje. Los juegos de palabras, propios de los espectáculos populares, se unen a una sinfonía de frases, expresiones y dichos que construyen todo un universo lingüístico. Lo más probable es que nadie hablara así en esa época ni en ninguna, pero tanto Bustillo Oro como Cantinflas lograron capturar la esencia del habla popular mexicana para convertirla en una de las mejores comedias de todos los tiempos.

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