Congestión moral


Anoche, mientras me deleitaba viendo Bruno en el Cinepolis Diana, me preguntaba seriamente si era correcto que me carcajeara como lo hice ante la escena en la que Paula Abdul se sienta sobre un mexicano bigotón y gordo. Concluí, para tranquilizar mi conciencia, que sí, que era legítimo porque inmediatamente después de que la señora Abdul se posa en lomo de un tío Chuy cualquiera, el protagonista de la cinta le pide a su invitada que hable de su labor humanitaria. Todo lo que ocurre en Bruno es ficción y, sin embargo, los creadores lo disfrazan como si fuera un falso documental. En realidad se trata de un híbrido fabuloso que no deja lugar a la indolencia. Baron Cohen se arriesga sin concesiones. Los excesos de la película son necesarios. De otra manera, el contenido sería equivalente a un chistoretazo de ocasión. Al manosear sin haberse lavado las manos LOS GRANDES TEMAS (racismo, homofobia, etc.) Bruno trasciende la superficie del sketch televisivo convencional donde todo es “puro vacilón”. Bruno se ríe en serio de la sociedad contemporánea pero nunca se excluye de ella. La película es parte del horror cotidiano que nos ha engendrado a todos. Bruno es fiel a su tiempo y no pretende mejorarlo.

Comentarios

  1. no creo que Brüno esté disfrazado de falso documental, desde el inicio sabes que el austriaco gay de Brüno es fantásticamente interpretado por Baron Cohen
    ..creo que el tema principal de esta entrada no es ése, pero me quedé ahí..
    lo mejor sin duda
    es el videoclip final
    con toda la crema y nata de la industria humanitaria
    un aplauzo por eso señor

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