II
-¡Pinche, Héctor! Estás bien pendejo, me cae…

-Perdóneme, oh, Gran Ares Marte Morelos. No me vuelve a suceder. La próxima vez sí me voy a echar al tal Guichilobos…

-No, Héctor. No habrá próxima vez para ti.

-¿¿¿Qué dice???

-Te vamos a mandar de embajador al Hades, a la Atlántida o a ver a dónde. Chil-Aquiles va a tomar tu lugar.

-¿Cómo? ¡Chil Aquiles! ¿Mi asesino? ¿Ya se le olvidó a Su Eminencia que ese degenerado me quitó la vida a la mala?

-No voy a discutir contigo, Héctor. Obedeces o te mueres. Escoge y rapidito, que no tengo tu tiempo, ¡haragán!

-Lo que usted diga, Señor.

-Ora sáquese de aquí, ámonos, fuchalá, fuchalá.

(Chil-Aquiles, gran héroe y viril amigo, pisa la oficina de Ares Marte Morelos posando para la posteridad)

-Señor, ¡oh, gran Ares Marte Morelos! ¡Señor, oh Señor, mi Señor!

(Al despojarse de su casco, Chil-Aquiles deja ver su permanente)

-Tengo una misión para ti.

(Continuará...)

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